Halloween en la mira: Un escritor de Gualeguaychú defiende la celebración y critica la "demonización"

La festividad, impulsada en la ciudad por institutos y el propio municipio con un gran evento en la Vieja Terminal, enfrenta el llamado del Obispado a "desalentar" la participación. El autor Jonathan Fernández responde con un llamado a la reflexión sobre la diversidad cultural y el fomento de la creatividad infantil.

 

La celebración de Halloween en Gualeguaychú se ha convertido en un punto de tensión social y religiosa. El Obispado local, a través de una carta pastoral del monseñor Héctor Zordán, instó a los padres cristianos a "desalentar" la participación de sus hijos en costumbres que "exaltan lo oscuro y lo supersticioso".

Este llamado a la restricción ocurre en un contexto donde la fiesta está más institucionalizada que nunca: el propio municipio promociona los festejos de Halloween en la Vieja Terminal como una "noche mágica para toda la familia".

Frente a esta polarización, el escritor local Jonathan Fernández salió al cruce con una firme defensa de la festividad, desmantelando lo que considera una "desinformación" y un "odio a quien lo festeja". En diálogo con LAREGION24, Fernández no solo desmitificó el origen de Halloween, sino que también equiparó la crítica a esta fecha con una negación a la riqueza cultural que define a la Argentina.

 

Desmitificando el origen: una celebración celta, no demoníaca

La principal crítica del escritor apunta a la tergiversación del significado de la fecha. Fernández subraya que Halloween es una celebración celta de origen europeo y no un invento "yankee" o una fiesta relacionada con la oscuridad.

"Halloween es una celebración celta, ni siquiera yankee, en el cual se habla sobre la brecha entre el mundo espiritual y el mundo humano. Es un día en el cual nosotros estamos más cerca de aquellas personas que ya no están con nosotros. Esa es la simbología de Halloween. No tiene nada que ver ni con monstruos, ni demonios, ni oscuridad", afirma el autor.

Según Fernández, la asociación con lo "turbio" es producto de la gente que ha ido "tergiversando a tal punto que lo demonizó", creando una especie de "demonología" que no tiene ninguna relación con el sentido original.

 

Halloween como herramienta social y creativa para los niños

Lejos de promover la maldad, el escritor destaca el valor social y creativo que la fiesta aporta, especialmente a los más jóvenes:

  • Inclusión y Socialización: "Cuando los chicos se disfrazan, son todos iguales. Son todos monstruos, son todos feos, entre comillas. Ya no importa si uno es gordo, si es flaco, si es blanco, si es negro... Todos se ven iguales". Esta unión del disfraz, explica, anula las diferencias físicas y sociales.
  • Creatividad e Imaginación: La preparación de los disfraces motiva la creatividad de los niños, invitándolos a interpretar personajes y a interactuar activamente con su imaginación.

El autor es enfático al señalar que el miedo y la prohibición son un "retroceso" en la comprensión de la diferencia entre ficción y realidad. "Creer en demonios en pleno 2025 es atrasarnos 500 años. Los demonios los creamos los escritores de ficción para que la gente se entretenga y no vea lo aburrido que es el día a día", sentenció.

 

El debate de la "argentinidad" y la diversidad cultural

Otro de los puntos centrales del descargo de Fernández es la crítica a quienes tildan la festividad de "no argentina". El escritor recuerda que el país se construyó sobre la base de una enorme diversidad cultural.

"¿Por qué nosotros debemos negarnos a lo que de afuera nos suma pensando que nos resta? Argentina es una mezcla de culturas, no una cultura única", reflexiona.

Para ejemplificar su postura, el autor equipara la celebración de Halloween con otras festividades no nacionales, como Navidad, San Valentín o San Patricio, e incluso con tradiciones culinarias o elementos icónicos. "La milanesa tampoco es argentina, y sin embargo la comemos con un orgullo como que fuera argentina", ironizó.

Además, el escritor instó a preguntarse por qué las fechas patrias no generan la misma "intensidad" o entusiasmo en los niños que las fechas extranjeras. "¿Qué hicimos nosotros para que los chicos no le presten tanta atención a las fechas patria? Ese es el verdadero problema", concluyó, trasladando la responsabilidad a la sociedad y al sistema educativo, en lugar de prohibir las expresiones culturales que generan alegría.

 

Conclusión: Un llamado a la libertad y la reflexión

Jonathan Fernández concluye su postura con una pregunta directa a los padres y a la comunidad: "¿Por qué le voy a prohibir a mi hijo algo que lo hace feliz? ¿Por qué le voy a prohibir a mi hijo algo que es inocente?"

El escritor considera que el enojo "prohibitivo" que surge ante la celebración de Halloween obedece a un problema de desinformación que perjudica a los chicos. Su llamado es a la reflexión personal y a no acatar prohibiciones sin cuestionar su origen, fomentando un entorno de respeto y celebración de la diversidad en Gualeguaychú.



Autor: JAVIER VILABOA

Comentarios

Comentar artículo