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En los negocios hay una verdad incómoda que los relojes nos ayudan a ver: ninguna pieza, por brillante que sea, puede sostener todo el mecanismo. Si un engranaje asume la carga de moverlo todo, tarde o temprano se desgasta. En los negocios ocurre lo mismo. La aparente seguridad de centralizarlo todo en una sola persona es, en realidad, una forma de fragilidad. Leer más