Arde el Delta entrerriano

El fuego que afecta las localidades de Victoria, Rosario y San Pedro fue provocado intencionalmente por productores ganaderos. Este accionar irresponsable atenta contra la biodiversidad y la salud pública.

 

El uso del fuego en distintos momentos del año, como herramienta para eliminar restos vegetales de cultivos anteriores, es una práctica corriente entre productores ganaderos que realizan cría, recría y engorde convencional. Quienes la defienden proclaman que es una manera eficaz, natural y ancestral de realizar una labor que de otra manera implicaría el uso de agrotóxicos y exhaustivas horas de trabajo.

Sin embargo, la discusión recae en el impacto negativo que provoca este procedimiento: afecciones respiratorias y conjuntivas en las personas que tienen contacto con las partículas resultantes de las quemas; desplazamiento y exterminio de animales nativos; pérdida de ejemplares de flora y fauna autóctonas, así como una posterior invasión de malezas exóticas; contaminación, taponamiento y sequía de los cuerpos de agua aledaños; liberación de gases de efecto invernadero a la atmósfera, principalmente dióxido de carbono; disminución de la calidad del suelo, ya que el fuego remueve los vegetales de la superficie y las cenizas en grandes cantidades alteran su composición y estructura natural; entre otros efectos que impactan directa o indirectamente en nuestra salud y son el peor enemigo de la biodiversidad local.

En esta ocasión, los focos ígneos que se originaron hace más de veinte días en las islas entrerrianas aún no cesan. El área comprometida es parte del Delta del Río Paraná, una zona de humedales naturales donde desde hace varios años la ganadería ocupa su lugar, luego de haber sido desplazada del continente por la expansión de la producción agrícola -principalmente sojera- de la zona. Si bien es una práctica lícita y usual, esta vez el problema tomó una gran dimensión. Debido a la bajante excepcional en la Cuenca del Plata, que dejó expuesta materia vegetal seca que ofició de combustible, sumado a la irresponsable falta de conocimientos prácticos por parte de quienes ejecutaron este método y gracias a la inherente acción del viento, el fuego se expandió hacia Rosario (Santa Fe) y San Pedro (Buenos Aires), incendiando también los humedales de estas localidades y poniendo en riesgo la salud de la población.

Aparentemente, los gobiernos provinciales en conjunto con la Nación están dedicando todos sus recursos humanos y económicos en pro de detener el avance del fuego y eliminar los más de 35 focos activos.

Sobre esta situación, el Gobierno de Entre Ríos afirma que se está trabajando en conjunto con Defensa Civil y Brigada Forestal de la Policía, realizando recorridas en lanchas, vuelos de patrullaje, labrado de actas de infracción y llevando a cabo campañas de difusión, ya que la quema de pastizales está prohibida en la provincia. El mandatario, Gustavo Bordet, manifestó que “los incendios en las islas de Victoria son un tema recurrente, que nos preocupa y ocupa desde hace tiempo. Pero también responde a una irresponsabilidad absoluta de productores que sin ningún tipo de escrúpulos, ni de miramientos, prenden fuego, previo a la siembra, y esto obviamente trae aparejado un daño ecológico muy grande, que afecta no sólo a la ciudad de Rosario con el humo sino a todo ese ecosistema” y confirmó que denunciará penalmente a los responsables. Por otra parte, la provincia solicitó a las autoridades nacionales la presencia permanente de aviones hidrantes y vigías que permitan realizar patrullajes aéreos de manera continua.

En cuando a la vecina provincia de Santa Fe, la legislación sobre la prohibición de la quema de pastizales está vigente hace veinte años, y la responsable del área Ambiente y Cambio Climático, Érika Gonnet, dijo que “hay que profundizar los controles y las sanciones; poner nombre y apellido a los responsables para que dejen de suceder estos incendios que afectan a la zona más poblada de nuestra provincia”. A su vez, solicitó la intervención del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación para organizar una gestión cuatripartita entre las jurisdicciones afectadas y aunar esfuerzos.

En este contexto, el Ministro Juan Cabandié declararó mediante la Resolución Nº 200/20 “emergencia ambiental y zona crítica de protección ambiental al área correspondiente a la Zona del DELTA entre las PROVINCIAS DE ENTRE RÍOS y SANTA FÉ”, prohibiendo la quema de pastizales naturales por 180 días, exigiendo al gobierno de Entre Ríos los datos de quienes provocaron el siniestro y solicitando la colaboración de la Prefectura Naval Argentina.

Asimismo, Cabandié firmó una denuncia penal a presentar ante el fiscal federal de Victoria contra propietarios y concesionarios que han provocado intencionalmente los incendios. También manifestó que existe la propuesta de crear un área natural protegida bajo la tutela de la Administración de Parques Nacionales que permita la actividad productiva en convivencia con la conservación del delta entrerriano y santafesino en el marco del Plan Integral Estratégico Para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS-DP).

Las redes sociales también están ardiendo hace más de una semana. Diversas organizaciones ambientalistas y vecinos de todo el país comparten impactantes imágenes de humedales naturales devastados y presencia de humo cerca de las casas. Así, reclaman a los correspondientes gobernadores y al ministro nacional que ataquen de manera urgente y seria la raíz de este “eco-cidio”.

 

¿Qué podemos hacer?

Desde nuestro lugar lo principal es investigar, interiorizarnos y sensibilizarnos sobre la problemática. Pero también sería conveniente que quienes tenemos el privilegio de elegir qué alimentos poner en la mesa podamos cuestionar los sistemas productivos que consumimos, pues la carne de nuestro plato es la resultante de la ganadería convencional que no respeta el entorno natural ni la salud pública. Por otro lado, podríamos demostrar a los funcionarios políticos nuestro interés y preocupación acerca del fuego en el Delta y, por supuesto, difundir la información para que les llegue a más personas.

La pérdida de naturaleza es un hecho que no debemos pasar por alto. Los responsables de este crimen deben ser juzgados y tendrán la obligación de reponer los recursos que el Estado está invirtiendo en detener el fuego, así como también el valor económico establecido para los recursos naturales. Aquello tan preciado como la salud y el bienestar de las generaciones presentes y futuras ha sido flagelado para el beneficio económico de unos pocos.

 

* La autora es técnica superior en conservación, uso y control de los recursos naturales. Contacto: aguuscollazo@gmail.com



Autor: Agustina Micaela Collazo*

Comentarios

Comentar artículo